La consciencia es una evidencia que se alcanza intuitivamente y de la que todos participamos. Todos sabemos cual es esa actividad en permanente movimiento de nuestras sensaciones y pensamientos que se suceden los unos a los otros. La consciencia es utilizada para definir a todo lo demás, real o imaginario, pero ella en sí, escapa de toda definición. La consciencia aparece como una cosa, un recipiente que tiene contenidos, en ella se reconocen funciones y son de la consciencia que pasan a ser los temas de la psicología: sensación, percepción, atención, memoria, pensamiento, juicio, emoción, sentimiento, voluntad, etc.
La consciencia es el punto de partida, porque pienso, existo en el mundo; pensando, puedo representarme a mi yo desligado del cuerpo, de todo soporte material y de una localización en el espacio. Para Freüd la consciencia aparece como un proceso secundario y se funda en la inhibición del proceso primario motorizado por el principio de placer. La teoría psicoanalítica propone un subversivo descentramiento total respecto a las evidencias y de los pensamientos, que espontáneamente los hombres tienen sobre sí mismos.
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